Mi nombre es Saray, colegiada nº AN11673 y soy graduada en psicología por la universidad de Málaga. He realizado el master de psicología general sanitaria en la UDIMA, máster en neuropsicología clínica en la universidad Rey Juan Carlos I y máster en psicología forense en ISEP. Además he realizado formación especializada en diversos ámbitos como: depresión, ansiedad, trastornos mentales graves, gestión emocional, dependencia emocional y autoestima.

Desde que tengo uso de razón me obsesiona la mente humana. Y no, no porque sea fan de Freud o me guste analizar a la gente en las cenas (spoiler: no lo hago). Lo que siempre me ha fascinado es entender por qué sentimos lo que sentimos, pensamos lo que pensamos, y cómo todo eso se nos escapa por la boca, el cuerpo o el silencio. Así que cuando llegó el momento de elegir camino, no hubo duda: me tiré de cabeza a esta profesión. Bonita, sí. Pero también compleja, intensa y profundamente transformadora.

Soy una persona cercana, empática y con sentido del humor. Si decides venir a terapia conmigo, no te vas a encontrar una estatua con bata blanca: vas a encontrar a alguien que se adapta a ti, a tu ritmo, y a ese caos vital que ahora mismo te tiene buscando respuestas.

Estoy enamorada de mi trabajo. No es solo vocación, es privilegio. Privilegio porque tengo la suerte de acompañar a personas en sus procesos de cambio, en sus duelos, descubrimientos, batallas internas y renacimientos. Cada sesión es una oportunidad para aprender, también para mí. Porque sí, yo también estoy en constante evolución.

Concibo la terapia como un espacio donde puedes soltar sin miedo. Donde no hay juicios, solo escucha. Donde puedes llorar, reír, cagarte en todo y volver a empezar.

Aquí no se viene a ser perfecto. Se viene a ser real.